Resumen:
Poco a poco se construye el pensamiento crítico, el interés por adquirir el conocimiento, pero depende de los maestros crear e incentivar estos hábitos. El proyecto de estudio en la enseñanza de la historia y las ciencias sociales, libera las potencialidades individuales y colectivas de los estudiantes que desarrollan sus alcances conscientes de construir nuevos conceptos, preguntas, relacionar su opinión con el impacto directo que pueda tener dentro de una cultura, sociedad, política diversa.
Nuestra sociedad afronta grandes problemáticas a nivel pedagógico en lo que a contenidos, tiempo académico y contextos se refiere; donde está la escuela, debe haber un estilo educativo específico que no busque enteramente enseñar lo mismo de diferente manera, sino, aspectos distintos en un tema determinado que no homogeneice la información y permita institucionalizar la producción cognoscitiva como una prioridad en la práctica docente.
Todo proyecto de vida debe tener como argumento generar un bien común a partir del avance académico que pueda alcanzarse como comunidad, para que los seres humanos accedan a una calidad de vida digna y un estilo de supervivencia feliz, en donde su mayor preocupación sea valorar su propio esfuerzo, su vida, y la de los demás; motivar las personas de su comunidad para el progreso conjunto de sus tierras, productividad y el nivel personal que poseen conforme a la posibilidad de educarse y especializarse en diferentes áreas de interés, capaces de encerrar el sentido de las palabras justicia, libertad y especialmente, cultura.