Resumen:
El proyecto de interpretación de la obra literaria, se puede reconsiderar en la pretensión de asir y asumir una obra trágica, porque en ésta lo claro se vuelve complejo y lo distinto se vuelve, por el contrario, implícito a la acción lectora misma.
Se trataría mejor, de una metodología de la implicación, en donde el acto de leer extendería las posibilidades significativas y expresivas de la obra, hacia los territorios vitales donde el lector pueda hacerlo. La lectura y la interpretación se convierten aquí en un ejercicio de reescritura y de creación.
Es por lo anterior que se puede plantear el estudio de la obra del lírico desde un punto de vista estilístico, de forma que ese estilo se lo pueda ver implicado en los contenidos que expresa, y a su vez, esos contenidos no se puedan separar de la vida que sustenta y permite. Rediseñar esa trama compleja de forma que se pueda comprender y percibir el camino intenso que lleva al estilo a desplegarse en la vida, demanda también una complejidad de lectura y escritura, en las que lo trágico no se puede tampoco separar. Desde esta perspectiva el estudio de una obra trágica, como la del escritor colombiano, es también un compromiso vital.
