Resumen:
El texto está organizado en tres capítulos. El primero, es el capítulo francés, porque en su historia, esta el inicio de la etnología en Francia, pero también aquí en Colombia y en México y allí está el nacimiento de las relaciones entre “otros” y “nosotros”, que ha ido transformándose con las décadas y los giros ontológicos. El segundo es el capítulo mexicano, en el cual el giro ontólogico se evidencia, gracias a sus paisajes y seres humanos y no humanos, taquilleros, como de película y, además, del lejano oeste. Termino con el capítulo caucano, que es, a la vez, el inicio de toda esta travesía, como la espiral que comprendí en la Tulpa. Allí surgen nuevas formas de investigar, ligadas y no, a la academia, pero siempre atravesadas por el corazón. En cada capítulo hay relatos, más descriptivos o históricos, y nos relatos cruzados que analizan desde diferentes temáticas, varios de los relatos.
Las propuestas de este trabajo estarán allí expuestas. En primer lugar, la necesidad de investigarnos como investigadores e investigadoras, para estar conscientes del papel que jugamos en los territorios, las consecuencias que tiene nuestra presencia y la manera en la que desarrollamos nuestro quehacer, más allá de nuestro índice h de publicaciones y citaciones. Exponer diferentes formas de investigación, en las cuales, el método científico no es el único válido para producir conocimiento en la naturaleza y el territorio, ni los científicos y científicas formadas en la universidad y externos a los territorios, las únicas personas que tenemos la legitimidad de investigar, y esto se refleja en el paso de nativos y nativas, objetos de investigación a investigadores e investigadoras nativas, que comprenden las realidades de sus territorios mucho más profundamente, por su omblido allí sembrado y su vivencia enraizada. La investigación se plantea aquí, como una conversación constante entre actores diversos, humanos y no-humanos, que involucra todos los sentidos y los afectos, más allá de una observación distanciada. Esta conversación como investigación, lejos del ejercicio individual de sujeto que investiga un objeto, se construye en la práctica de múltiples sujetos que investigan colectivamente. Los conocimientos así construídos, son imposibles de archivar en bases de datos, son conocimientos, que emergen como un proceso práctico de auto-transformación individual y colectivo. De esta manera las ciencias, transpasan sus propios límites, integrando la feminidad, la espiritualidad y la sacralidad, para transformar nuestra relación como seres humanos como parte de la naturaleza.