Resumen:
Los recuerdos muchas veces son el único insumo que tenemos para volver a sentir las vivencias ocurridas a lo largo de nuestra vida. Es probable que sean un elemento fundamental para generar una especie de catarsis en nuestro ser. Eventualmente eso fue lo que me sucedió. En los primeros años de mi existencia cohabite con el entorno natural de mi región – El Caquetá – disfrutando intensamente de todo lo que me brindaba. Muchos ríos con aguas cristalinas, flores, frutos y diversidad de animales. Sin embargo, abruptamente me alejaron de aquel lugar, la violencia que vivimos en Colombia desde hace unas décadas toco las bases de mi familia y desde muy niña fui testigo de las consecuencias que engendra este paradigma. De esta manera me arrancaron de mi territorio y de mi hogar natural para finalmente establecerme en un departamento como el Cauca, que en ningún momento me alejo de esa violencia, sino que acrecentó aún más los fantasmas de lo vivido en mi terruño natal. Transcurrió mucho tiempo, me hice adulta y conforme una familia alrededor de mis hijos. Después, decidí iniciar mis estudios de Artes en la Universidad del Cauca, y en la etapa de tomar una línea de investigación personal me fue imprescindible la necesidad de volver a evocar y coexistir con lo que más añoro y a lo que he denominado como Trabajo de Grado “El Jardín de mis Recuerdos”, para así poder reflexionar acerca de mi ser y de mi entorno, en pasado y en presente. De allí surgieron muchas preguntas; tales como, ¿qué le ocurrió al jardín de mi infancia? Entre otras. Todo este proceso es lo que me gustaría compartir, para intentar por medio del Arte, descubrir que fue lo que me paso, en esta relación entre la naturaleza y mi ser, y así posiblemente lograr generar alternativas que me conduzcan a mejorar lo fracturado de mi relación.
