Resumen:
El panorama económico global, muestra que las crisis cada vez son más severas, rompen barreras geográficas y con ciclos económicos más cortos en el tiempo, el estudio de la transmisión de choques entre países, más allá de los explicados por sus vínculos fundamentales, es decir la interdependencia1 natural, adquiere una gran preeminencia. La determinación de la existencia de contagio financiero, permite determinar el grado de dependencia entre los diferentes mercados de valores del mundo (mediante el canal de vínculos financieros), puesto que la evolución de los agentes económicos y del sistema en el cual se desenvuelven, ha propiciado y fomentado la interconexión entre economías geográficamente distantes, dando relevancia al análisis de dichas conexiones y el impacto que pueden ocasionar en periodos de auge y crisis en las economías domésticas, aspecto crucial para las decisiones de política económica y regulación de las instituciones financieras en el país, así como para decisiones de inversión y diversificación de portafolios por parte de los agentes que transan en la bolsa.
En 2011 con la entrada en funcionamiento del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA2), en el cual se transan títulos valores, se genera la posibilidad de que se traspase los límites de la interdependencia natural producto del comercio entre las economías hacia una etapa más nociva conocida como contagio financiero.
Todo esto conlleva a analizar los canales de transmisión por donde se efectúa la propagación, y el MILA sirve como plataforma para la búsqueda de un posible contagio por la vía de vínculos financieros para nuestro país; por tal razón es pertinente preguntarse ¿Cuál ha sido el grado de transmisión o propagación de perturbaciones entre los mercados financieros de los diferentes países pertenecientes al MILA?