Resumen:
El presente trabajo de investigación se gestó a partir de una perspectiva personal ubicada en dos referentes: la primera, desde la pasión, admiración y preocupación por los animales, adquirida en la formación profesional del pregrado en Biología, la experiencia en monitoría del serpentario en el Centro de Investigaciones Biomédicas (CIBUC) y el Grupo de Investigaciones Herpetológicas y Toxinológicas (GIHT) de la Universidad del Cauca. La segunda, desde la formación de posgrado en la Maestría en Educación, modalidad investigación, cuyas intencionalidades formativas fueron el horizonte hacia aquellas problemáticas incomprendidas, susceptibles de ser investigadas, que no solo inquietan el ser, sino que mueven las fibras del alma, pues ¿qué sentido tiene para el investigador salir del sendero claro de su zona de confort para adentrarse en el complejo campo de la investigación si carece de una inquietud, un sinsabor o una verdad atesorada que le motive?
Así, el trabajo con la temática de respeto a la vida por los animales, que para esta investigación se llamaron los Otros Silenciosos, se convirtió en un deseo personal y una necesidad al observar que la gran mayoría de personas tienen un trato diferencial hacia los seres vivos y más cuando en casos tan alarmantes, como las serpientes, esto empeora al tratarse de un asunto cultural con profundas raíces basadas en el desconocimiento, el temor y las supersticiones de los pueblos. Es evidente que en muchas esferas de la sociedad ni siquiera hay respeto por la vida humana, por los Otros Silenciosos domésticos, salvajes o aquellos que despiertan sentimientos de ternura, entonces ¿que podrán esperar los Otros Silenciosos que no son aceptados popularmente por el hombre, ya sea porque se consideran un peligro, desagradables, encarnación del mal o se catalogan entre los seres más temidos de la naturaleza?, ¿existe un respeto para ellos?