Resumen:
La cartografía participativa ha conducido a logros importantes en la construcción de tejido social, sobre todo en la posibilidad de construir una identidad desde el reconocimiento de territorios. Para esta experiencia investigativa en particular, se asumió como estrategia para re-significar las prácticas pedagógicas en el campo de las Ciencias Sociales y específicamente, en un intento por mejorar la convivencia ciudadana en los estudiantes del grado noveno de la Institución Normal Superior María Inmaculada de Caicedonia. Así las cosas, no solo se logró cambiar las miradas desde la enseñabilidad y educabilidad en las Ciencias Sociales, sino que la cartografía participativa resultante permitió el reconocimiento de fenómenos problemáticos, que ameritan hacer un seguimiento más detallado en la toma de decisiones para, además de mejorar los ambientes escolares, asumir una postura que busque su solución, o al menos que detenga el impacto negativo de ese fenómeno. Es decir, la cartografía participativa permitió que emergieran, con preocupación, las características de una problemática en la que la escuela poco o nada ha podido lograr; sin embargo, desde los inéditos viables, podría decirse que ese proyecto ya está aportando un grano de arena para hacer, a partir de esa cartografía participativa, unos espacios-tiempos de convivencia y paz, desde un aprendizaje situado.