Resumen:
Cuando empecé este proceso de investigación – creación que he denominado En el propio Cuerpo: Prácticas cotidianas de lo “no dicho”, me di cuenta de que pasábamos demasiado tiempo aplicando teorías y yo solo quería saber qué estaba pasando con mi cuerpo, con la forma de llevar la vida. Pero claro, la teoría puede funcionar como un marco que excluye ciertas cosas de nuestra mirada, pero al mismo tiempo nos puede ayudar a explicar y comprender ciertos aspectos de la vida misma. Claro, no quiero descartar la teoría porque creo que te ayuda a ver, aunque no a ver completamente. La teoría sería entonces como una ventana, y para ver más necesitas cambiarla. Creo que esa es una gran metáfora.
Es justo en ese momento entre la teoría, la vida cotidiana y los lenguajes de la sensibilidad en relación al ambiente donde empecé a realizar una observación detallada de mi historia de vida, una observación casi performática de mis comportamientos más cotidianos, de mi trasegar por el mundo, de mi relación con los otros, con los objetos y con la naturaleza. Una relación marcada por la asepsia como la forma más violenta de controlar la vida. Sin embargo empezar a tener esta conversación conmigo misma, ha sido fundamental, rechaza la idea solo del que observa y registra a los otros. Tenía que empezar por la intimidad de mi cuerpo, claro está, para así luego encontrarme con otros cuerpos que también han sido marcados por estos niveles de control mental, emocional y físico.
Vivimos en un mundo lleno de historias que dan forma a nuestra existencia, historias visuales, sonoras y literarias. Son lo que somos, y pienso que en esta investigación – creación podrán viajar por la mía y por las reflexiones más sensibles que han dado cuerpo y voz a esta experiencia de creación. Espero que la manera en que la cuento afecte de forma sensible a quien la lea. Es una manera práctica de ver cómo las historias afectan la vida de la gente.
En el propio Cuerpo: Prácticas cotidianas de lo “no dicho” surge de la activación de la memoria como lugar de enunciación y como experiencia de vida, como búsqueda local en el corpo político del conocimiento, la sensibilidad y el entendimiento del sentido que deja el cuerpo al transitar por el ambiente, a través de sus experimentaciones con la cotidianidad, con la intimidad, con el tiempo, con los espacios, con los objetos, con la quietud, con el tacto. Corresponde entonces, a una selección, clasificación y exposición del propio cuerpo que se niega a seguir habitando en la intimidad o permaneciendo oculto sin cuestionarse la afectación que hace al ambiente; además de aproximarse a otros cuerpos desde el hacer comunal para reflexionar juntos acerca de lo ético en relación a lo estético.
En este caminar la memoria, no como recuerdo, me adentro en la autoexploración de la misma en imágenes, como un viaje hacia la manifestación de las emociones, como movilización de situaciones que me ponen al descubierto desde mi autobiografía como marca, como cúmulo de texturas que me constituyen.