Resumen:
La casa territorio doméstico, un espacio afín con la intimidad que resalta la invisibilidad cotidiana por donde pasan momentos fugases y fortuitos, el medio familiar donde todo ocurre, allí se une la memoria y la imaginación, para engrandecerse mutuamente, formándose una comunidad de memoria e imagen, de tal modo que la casa no solo se experimenta a diario, al proyectar una narración o al contar nuestra propia historia, sino que a través de los sueños y los
lugares que habitamos, estos se impregnan y conservan los tesoros del pasado, representando una de las principales formas de integración de los pensamientos, los recuerdos y los sueños de la humanidad, sin ella el hombre sería un ser disperso.
Es también la memoria, fuerza e invocación y el medio para poder aceptar el pasado, mediante ella realizo una redención, volviéndose tangible para derrotarlo, para revivirlo. Girando en torno a las emociones provocadas por los recuerdos familiares, que son al mismo tiempo, realidad de aquello que no se puede decir, pero que mediante la creación artística se puede expresar.
Esta casa sublime e ideática se sitúa en el campo de la imagen, teniendo como referencia inicial el cuerpo femenino fragmentado, al cual estoy estrechamente unida, convirtiéndose este en fruto de la memoria, condicionando la idea que tenemos de nosotros mismos y el modo como nos representamos ante los demás como exposición de la existencia. La memoria hace parte de la cotidianidad, sin ella, las experiencias se perderían y no se podrían beneficiar de los hechos pasados y recordar los presentes convirtiéndose en colector de nuestra vida, siendo el núcleo desde el cual genero mi plástica creativa.