Resumen:
Este viaje se inicia en mis primeros años y se encarnó hasta irse materializando en cada fibra del ser, este nido ha crecido hasta formarse como una sola piel y un solo órgano, que vibra, palpita y sueña ensueños, este nido vivo que inicio resonando como un eco en la concha del cuerpo, tomando al espíritu como nuestro real ser, y al cuerpo como esa mágica concha donde resuenan estas oníricas ideas, fue tomando el curso del que habla Gastón Bachelard, esta forma de espiral ascendente, este habitar ,siempre ascendente, ha sido un encuentro metafísico, pues a medida que ha madurado en el ser, va creciendo, nutriéndose de mis experiencias pues nuestra contextura interior está nutriéndose y creciendo con toda vibración en cada acto.
Los objetivos vislumbrados, originalmente como el sueño con un nido entretejido de realidad, eran la visión de otra mujer, ya que en este nido crisálida se ha transformado con las experiencias de vida que han surgido, ninguna tan valiosa como la de ser madre, se ha convertido en la experiencia más sobrenatural, y enriquecedora y la que le faltaba al nido para cobrar fuerza, pues solo cuando se es madre, es que la palabra nido tienen el sentido, porque es allí cuando nuestro cuerpo es vivido como tal, no solo un espíritu viene a materializarse, a vestirse con un tejido vivo, sino que descubrimos esta crisálida transformarse en un templo de la vida, crecemos tan profundamente .