Resumen:
Cuando se pensó en elaborar una práctica pedagógica etnoeducativa que fuera a la vez una propuesta innovadora etnoeducativa y una forma de implementación del Proyecto Educativo Comunitario del resguardo la Concepción, se pensó que habría muchas dificultades al momento de llevarlo a cabo porque requería de la necesidad de entrelazar muchos elementos pedagógicos y didácticos tanto de los conocimientos que llamamos occidentales así como de los conocimientos y saberes propios nasas, pero se podía trabajar un proyecto que hacía algunos años se venía implementando en la escuela y era la construcción de un espacio físico para el proceso de aprendizaje comunitario que no fuera algo limitado por paredes y regido por las teorías pedagógicas comunes y corrientes; sería un espacio donde los niños(as) pudieran aprender al igual que lo hacen en un salón de clases pero de una forma más significativa para ellos(as) y así les pudiera servir mucho más para su vida. Al comienzo se pensó en algunas opciones como un kiosco pedagógico comunitario donde se pudieran trabajar integrando las áreas de artística, música, matemáticas y español pero ante la dificultad de los recursos económicos y el espacio se descartó esa opción. Entonces surgió una idea de los estudiantes para tener un espacio en donde poder sembrar algunos productos como plátano, yuca, café porque querían que a futuro la escuela tuviera una actividad que generara ingresos para hacer actividades de fin de año o eventos en la escuela donde pudieran disfrutar los estudiantes. Este espacio que los estudiantes pedían era una huerta o un nasa tul. En el contexto indígena nasa el concepto de nasa tul se refiere al espacio de sustentabilidad alimenticia de la familia, el lugar donde se puede sembrar una cantidad de productos que se utiliza en la alimentación diaria.