Resumen:
Hablar del fortalecimiento de las habilidades de la inteligencia emocional es hablar de una prioridad igual de importante, e incluso mayor, que el desarrollo del intelecto. A pesar de que cada generación de niños es más inteligente que la anterior, socialmente es más incompetente, haciéndonos ver con angustia el futuro; y como si fuera poco, la escuela se ha convertido en un caldo de incompetentes emocionales al privilegiar las competencias cognitivas en sus prácticas pedagógicas.
Sin embargo, los recientes descubrimientos científicos en cuanto al complejo mundo de las emociones y la poderosa influencia que ejercen las actividades lúdicas sobre ellas, ofrecen una guía práctica al maestro-investigador que ve en su aula de clases el laboratorio ideal donde, junto a sus estudiantes, efectúa investigaciones educativas y sigue desdibujando las propuestas pedagógicas tradicionales con propuestas sociales transformadoras que produzcan estrategias acordes a este periodo de la historia.
Lo anterior nos llevó a repensar las teorías sobre las que se ha estructurado el andamiaje de nuestra educación y proponer la lúdica como una estrategia pedagógica. Con esto nos dimos a la tarea de iniciar una investigación desde las realidades e intereses de los niños, en una dinámica flexible y abierta que propiciara la reflexión de las familias, y al mismo tiempo se readjudicaran su corresponsabilidad en el desarrollo integral del niño, particularmente hoy en el marco de la legislación educativa que promueve la formación de un ciudadano que piense en el otro.
En el proyecto “Emoción-arte, el arte de dominar tus emociones”, recopilamos los momentos claves de la investigación, desde la descripción del problema hasta llegar a los hallazgos, para revalidar el importante papel de la familia y el tipo de actividades lúdicas que pueden influir positivamente en el fortalecimiento de las habilidades básicas de la inteligencia emocional en los niños entre los 6 y 9 años.