Resumen:
La manera más directa en la que los bosques y los árboles contribuyen a la seguridad alimentaria es mediante las contribuciones a los regímenes alimentarios y al estado nutricional de una determinada población, llámese campesinos, indígenas, afro descendientes o población urbana y semi-urbana. A lo largo de los años la identidad adjudicada a los bosques ha ido desapareciendo, hoy día se busca regresar o al menos recuperar gran parte de las riquezas con las que cuenta nuestro continente biodiverso, pues con tales recursos se puede garantizar en mayor medida el mejoramiento de la calidad de vida de población aledaña a los bosques, sin dejar de lado a las ciudades. A la vez generar conciencia de protección al ambiente en medio de la crisis, para permitir desarrollo en las comunidades y garantizar a la población en crecimiento el recurso alimentario. Se tienen grandes oponentes frente a esas posturas, pues de un lado están las grandes industrias alimenticias probablemente con limitaciones de sostenibilidad a largo plazo y múltiples retos frente al cambio climático que avanza a grandes pasos. Por otro lado, se manifiestan diferentes entes gubernamentales apoyando a estas industrias y dejando de lado el trabajo del campo, especialmente el tema que se aborda en este artículo, la contribución que generan los bosques a la seguridad alimentaria y la sostenibilidad que se aporta en este proceso. En la vía de cuidado y protección se han articulado distintos actores, comunidades y poblaciones que propician por el cuidado de los recursos con los que cuenta su territorio, se crean redes de guardianes de semillas y sobresale el rol de la mujer, quien promueve principalmente la custodia de ellas en sus labores diarias, a raíz de estas iniciativas se crean también bancos de semillas con el fin de salvaguardar lo que aún queda.
