Resumen:
La literatura infantil como la vida, también se piensa y se recrea en unos seres que son capaces de transformar sueños y realidades, encaminados a la búsqueda del verdadero sentido de vida, el niño en estado de vulnerabilidad también se expresa y desde su propia realidad, es portador de innumerables experiencias vividas, que hacen parte de su ser personal, creador y formador de su propia existencia. Esas experiencias sentidas son las que se plasman en cada acto intencionado, que desde los límites de su ser infantil, se vislumbran y se reconocen como parte de una integridad de ese pequeño Yo, lleno de oportunidades y esperanzas, de lenguajes de amor, lenguajes que se tornan fantásticos e irreales pero que por su propia realidad son invisibles, por eso sólo se los puede ver con el corazón. Aunque desde un plano filosófico ésta realidad invisible se nos muestra equiparada con la esencia del ser, no nos deja de lado la posibilidad de rescatar la esencia de un proceso (proceso de vida), basado en aquello que precisamente se nos muestra oculto, pero que a la par, es algo que pertenece por esencia a lo que regularmente se muestra; de tal suerte que pasa a constituir su sentido y pertinencia.