Resumen:
El estudio y manejo de los riesgos no es un tema nuevo, de alguna u otra forma,
las entidades, negocios y grandes empresas han venido desarrollando planes,
programas y proyectos tendientes a darle un manejo adecuado a los riesgos, con
el fin de lograr de la manera más eficiente el cumplimiento de sus objetivos y estar
preparados para enfrentar cualquier contingencia que se pueda presentar. Es así
como se encuentra que existen diferentes formas de abordar el tema de los
riesgos dependiendo del tamaño de la entidad, los objetivos que persigue, la
cultura administrativa, la complejidad de sus operaciones y la disponibilidad de
recursos, entre otros. El riesgo es un concepto que se puede considerar
fundamental, por su vínculo con todo el quehacer, casi se podría afirmar que no
hay actividad de la vida, los negocios o de cualquier asunto que no incluya la
palabra riesgo, es por ello que la humanidad desde sus inicios buscó maneras de
protegerse contra las contingencias y desarrolló. Actualmente la dirección
moderna concibió una disciplina denominada “Administración de riesgos” o
Gerencia de riesgos” que es una función de muy alto nivel dentro de la
organización para definir un conjunto de estrategias que a partir de los recursos
(físicos, humanos y financieros) busca, en el corto plazo mantener la estabilidad
financiera de la empresa, protegiendo los activos e ingresos y, en el largo plazo,
minimizar las pérdidas ocasionadas por la ocurrencia de dichos riesgos. En este
contexto, las entidades de la administración pública no pueden ser ajenas al tema
de los riesgos y deben buscar cómo manejarlos partiendo de la base de su razón
de ser y su compromiso con la sociedad; por esto se debe tener en cuenta que los
riesgos no sólo son de carácter económico y están directamente relacionados con
entidades financieras o con lo que se ha denominado riesgos profesionales, sino
que hacen parte de cualquier gestión que se realice.