Resumen:
De mi infancia recuerdo las imágenes de los libros, revistas y algunos objetos de mis padres que se relacionaban con temas de medicina y biología, que hablaban de métodos antiguos utilizados para curar enfermedades, así como métodos curiosos de disección y conservación de especies, entre otros. Siempre me ha llamado la atención recoger los cuerpos de aves que a veces en mis recorridos o de casualidad encontraba, los recogía con la curiosidad de ver la estructura del cuerpo, hoy colecciono esqueletos de varias especies.
Recuerdo un episodio que tal vez, detonó mi interés inicial por los esqueletos, una tarde mientras estaba en mi cuarto un pequeño colibrí se estrelló contra mi ventana, lo guarde y la naturaleza hizo lo suyo, el recubrimiento de la piel desapareció y se reveló la estructura del cuerpo y como no sorprenderse y fascinarse ante esta miniatura pieza ósea, detalle y perfección de la naturaleza. En esta experiencia empecé a encontrar por decirlo así, belleza en la muerte.
De ahí empieza a surgir el interés por diseccionar, clasificar y coleccionar varias especies zoomorfas, descubriendo sus taxonomías y apropiándose de sus formas óseas. Esta experiencia se transforma y me lleva a profundizar en sus estructuras morfológicas, que luego, a través de la escultura, los reinterpreto como sistemas óseos híbridos.
Los cuerpos creados, me llevan a cuestionar la validez de la arqueología y de la ciencia en el mundo actual, porque al “crear” un vestigio se puede crear toda una recopilación histórica de una etapa de la sociedad o de una forma de vida, susceptible de diversas interpretaciones.
En este proceso, el método científico ancla las bases de la relación realidad-ficción, en este caso es utilizado para reflexionar sobre la validez de la ciencia en el mundo actual, toda vez que, el arte hace posible la reinterpretación y creación de nuevas especies, nuevas formas antes inimaginadas; la escultura me permite especular y entrar en el campo de la controversia realidad-ficción, arte y ciencia.
Más adelante, esta idea de crear estructuras óseas, madura y se condensa en la creación de piezas precolombinas zoomorfas, que contienen una carga simbólica-ritual particular. Empiezo a imaginar su estructura ósea y a retomar fragmentos de la realidad, a investigar la anatomía de las especies, para crear esos cuerpos ficticios, aparentemente reales, dotados de una historia y de un origen muy singular.
Trato de encontrar una relación que vaya más allá del cuestionamiento realidad-ficción, de esta manera me parece importante abordar el tema del auge de la explotación minera en el Cauca y en Colombia, mi trabajo plástico me lleva a pensar que los esqueletos de las piezas precolombinas pueden, de una u otra manera, convertirse en una crítica contundente de la explotación minera que deja a su paso la muerte de especies de la fauna. Para esto inicio una investigación sobre la cultura ancestral de los pueblos aborígenes colombianos, con el fin de aproximarme a ese mundo mágico-mítico y al simbolismo chamánico de las piezas zoomorfas.
Actualmente, el auge de la explotación minera en el país involucra a grandes multinacionales, el gobierno, y las comunidades en un debate por su explotación, cuestionando el afán de enriquecimiento económico sobre la vida de especies de flora y fauna, la preservación de las fuentes hídricas y la cultura de los pueblos y comunidades que se asientan sobre dichos territorios.