Resumen:
Mi madre me cuenta que durante la infancia me gustaba bailar, vestirme de mujer, utilizar la ropa de mis hermanas para jugar. Aprendí la danza “la moña”, la solía bailar una y otra vez, de hecho, siempre me pedían que la bailara para reírse de mí, entonces, yo bailaba la danza, imaginando la flor roja en mi oreja y mi cabello recogido, movía mi cabeza de un lado al otro y también recreaba en mi mente aquella falda larga muy roja. Tengo algunas fotografías de esos momentos. Al crecer me dijeron que no podía utilizar esa ropa, interesarme por unos tacones o en tener un abdomen plano como- el de mis hermanas.
Mi obra plástica la realicé a partir de los recuerdos e imágenes de mi infancia, los cuales fueron esenciales para la creación de cada una de las piezas. En primer lugar, la fotografía y el collage digital fueron los medios que utilicé para el desarrollo de mi trabajo. Posteriormente, el bordado sobre lienzo me sirvió para dar vida a mis recuerdos.
Con la fotografía logré recrear imágenes que rompen con los prejuicios que tiene la sociedad sobre el hombre, tomando elementos de estilos de baile como: Vogue y el Heels donde hay una libertad para expresar lo que somos, jugando con la pose, las manos, lo sensual, lo femenino, lo “marica” elementos que también se tomaron en cuenta para crear el performance.
Por medio de recuerdos y experiencia de vida, doy a conocer mis reflexiones sobre la orientación sexual e identidad de género vivida por mí y personas cercanas en un contexto rural; soy del municipio de Balboa, Cauca, corregimiento de La Bermeja Baja. Allí el campesino es el macho, guapo de fuerza y trabajador. Yo no soy macho, soy guapo para las poses y de vestidura diferente. De género masculino, pero de pose femenina, de machete delicado y sin filo, de botas decoradas y de tacón con paso fino.